La diplomacia en la pista de baile
- 14 nov 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 feb
En toda boda, el DJ es el capitán del ambiente, quien tiene el poder de elevar el ánimo o… dejar que se desmorone si las cosas no se manejan bien. Uno de los mayores retos que enfrenta cualquier DJ en una boda es la de lidiar con las solicitudes de canciones por parte de los invitados. Porque sí, siempre hay alguien con una "gran idea" que no encaja en absoluto con lo que está pasando en la pista. Y aquí es donde entra en juego la diplomacia en la pista de baile.

Primero, hablemos de la logística. Como pareja, es importante tener una conversación previa con tu DJ para definir ciertos límites. Por ejemplo: ¿Quién puede hacer solicitudes? ¿Hay géneros prohibidos? ¿Y qué canciones están en la lista negra? Es muy común que los novios no quieran ciertos temas (ya sea porque tienen malas asociaciones o porque no van con el ambiente que buscan). Esto ayudará al DJ a filtrar solicitudes incómodas sin sentirse el "malo de la película".
Un buen DJ sabrá manejar estas peticiones con gracia. Imagina que alguien pide una canción lenta justo cuando la pista está llena de energía con temas bailables. El DJ puede responder con algo como: "¡Gran idea! Vamos a bajar el ritmo más adelante, lo tengo en mente". ¿La realidad? Probablemente nunca suene, pero el invitado se irá pensando que ha sido escuchado. La clave está en mantener el flujo de la pista sin desentonar con lo que quiere la pareja.
Por supuesto, siempre hay solicitudes que sorprenden para bien. A veces, un invitado pide un tema inesperado que encaja perfectamente con el momento. Un DJ con experiencia sabrá identificar estas joyas y aprovecharlas. Pero si el primo insiste en poner algo como Baby Shark en plena fiesta adulta, entonces la respuesta será un amable pero firme "quizás más tarde". Spoiler: "más tarde" nunca llega.

Considera elaborar una lista de "temas imprescindibles" junto con el DJ antes de la boda. Esto permite al profesional tener claro qué canciones sí o sí deben sonar, y evita que las solicitudes inesperadas tomen protagonismo.
En resumen, manejar las solicitudes de canciones en una boda no es solo un desafío musical, sino también uno de comunicación y diplomacia. Un buen DJ sabrá cómo balancear las peticiones espontáneas con el ambiente planeado, asegurándose de que nadie, ni los invitados ni los novios, se sientan ignorados. Porque al final del día, lo importante no es cuántas canciones se piden, sino cómo esas elecciones contribuyen a crear momentos inolvidables en la pista de baile.
Como dirían los británicos, “el arte de decir que no con una sonrisa es la verdadera joya del DJ”.
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